El 10 de Abril de 1904 se abrieron por primera vez al público las puertas del Mercado de la Esperanza tras ocho años de construcción, un edificio de indudable valor arquitectónico construido a base de piedra, hierro y vidrio.
El terreno donde se emplazó pertenecía al antiguo Convento de San Francisco, desamortizado en 1837. Este terreno se utilizó también para edificar el Ayuntamiento de Santander y la iglesia de San Francisco. La construcción del mercado fue uno de los objetivos del plan urbanístico de Santander en aquella época, que pretendía reformar la ciudad y suplir sus dolencias tras la explosión del Cabo Machichaco en 1893.
Esta construcción fue proyectada por los arquitectos Eduardo Reynals y Juan Moya en 1897, los cuales recibieron la Medalla de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en honor a la magnífica construcción.
El Mercado de la Esperanza, dedicado fundamentalmente a la alimentación, fue declarado monumento histórico-artístico en 1977.
A lo largo de los años, ha sido objeto de varias reformas: Tras el incendio de Santander de 1941 se produjo la primera restauración importante, pues el viento había roto las vidrieras. La segunda vino en los años 1970, cuando se proyectaron nuevas instalaciones y se cambió la cubierta por otra nueva y se sustituyeron los ventanales de hierro por otros de aluminio.
Ya en el 2010, el ayuntamiento anunció la remodelación integral del edificio, incluyendo la consolidación de los cimientos y la restauración de la cubierta férrea. El proceso de colocación de la nueva cubierta comenzó 22 de mayo de 2010 y terminó a finales del mismo año.
Actualmente, el mercado cuenta con unos 80 puestos en funcionamiento, dedicados a la venta de carnes, pescados, mariscos, frutas, verduras, embutidos, quesos, productos típicos, congelados, productos de herbolario, pan y café.